Tsunami

Adornar palabras, cuestionar si la expresión, si el arte, se adapta o califica en cánones definidos para audiencias imaginarias y a veces inexistentes. La mente cercenando pensamientos, por qué habría de escucharla. De dónde viene esa lealtad. Me explican que la elijo porque la conozco, en medio del caos ininteligible busco la unica estructura que se alza reconocible, sin importar que se trate de barrotes o cadenas. En medio de las olas surge un ancla, ilusión de estabilidad. Me aferré a ella con todas mis fuerzas sin darme cuenta de que sólo me mantenía en el ojo del huracán, que no me ayudaría nunca a salir, que sólo me hundiría en el océano cuando ya había aprendido a nadar, paraliza mis músculos, me aplasta. Veo el rostro de un rey y sus palabras me inundan al rendirme y dejar de hacer resistencia cuando golpea las puertas, con la violencia que lo caracteriza. Entonces el mar y su tormenta encuentran la calma del traidor pantano en el que escogía habitar. «Por qué regresaste aquí? Qué haces acá?» Me dice una voz, riendo sin malicia. Cómo explicarlo… Regreso porque la tentación de este sentido rápido de la experiencia, carente de análisis, de esta coherencia impuesta pero genuinamente percibida, entrega formas reconocibles en la abstracción, un mapa insidioso construido por cientos de cortes y caídas, supervisado por jueces que cargan cada curva y cada línea con mensajes e instrucciones para mantenerme en rutas creadas para llevarme hacia ciudades ajenas, hacia aquella vida que no deseo llevar «por qué seguirlo entonces?». Cuando logro darme cuenta es gracioso, porque es ridícula la forma en que les dí la bienvenida de vuelta, aportando toneladas de sufrimiento extra, lo ridículo son sus voces, que suenan tan reales y convincentes pero carentes de toda evidencia y que incluso van directamente en contra de ella. Pero dejar del todo atrás los mensajes dañinos que entrega la mente es tan complejo como abandonar una adicción. El rey pretende tomar de nuevo el poder, por momentos, despues de que logré salir y descubrir su farsa, desea teñir nuevamente momentos y recuerdos luminosos para cubrirlos de duda, toma mi rostro con su toque frio y violento para forzar mi mirada, se filtra en las voces de mis seres queridos, rellena toda información faltante, todo espacio vacío, con su sangre de alquitrán, y con sus grilletes de creencias arcaicas, patriarcales y capitalistas me ata a la cama, donde permanezco mirando un punto fijo, demasiado interferida para tomar hasta la mas simple de las decisiones como elegir qué canción escuchar… Cuando me logro soltar, cuando logro salir, cuando logro dejar de escucharlo, puedo darme cuenta de lo que sucede en la realidad, cuáles son los hechos, cuál es el panorama y vivir las emociones que la situación realmente genera, no aquellas que me son inducidas, no aquellas que resultan de semillas que fueron plantadas a lo largo de los años y que luché tanto por desmalezar.

Me abrazo en esto que ahora habito, en esto que ahora siento, me abrazo en esta vulnerabilidad, abrazo a todas las que fui y me abro a perdonar a cada versión de mí, intentando llevar el sol en el interior aún en días nublados. Regreso a la orilla, sabiendo que cada vez que el mar me reclame, sabré navegar de vuelta…

Volver…

Regresar, siguiendo un camino que sabes de memoria, en piloto automático…al volver a ser acunado por los brazos de esta antigua amiga, la coherencia vuelve a reposar en tus huesos. En este bosque de tinieblas sabes cómo moverte, aquí donde no hay danzas improvisadas, aquí donde las imágenes quedan retratadas en los muros inquebrantables, aquí donde la estructura caótica logra contener el caos. Se reconstruyen con rápida facilidad esquemas utilizados cientos de veces, dónde te puedes dejar caer y sentir cómo el petróleo amortigua con su calidez, te invita a volver a descender, abandonar todo control. Cómo lograste olvidar está sensación si es aquí donde habitas. Miles de manos blancas y desgarradas te tocan, te arrastran, te sostienen y retienen en las profundidades y te llenan de frases que luchabas por no escuchar pero que ahora quieres dejar reinar porque ya no quieres movimiento, ya no quieres resistencia, pero es inevitable mientras una parte de tí desea dejarse hundir y una pequeña luz te mantiene a flote. Entonces surge el miedo, mientras respiras profundo y las aguas oscuras y espesas entran en tus venas, el alquitrán llena tus pulmones y los vuelve pesados, el humo nubla los pensamientos en este incendio… si no te dejó ver las señales que el instinto te comunicaba, ahora pierde sentido el abrir los ojos… Entonces los cierras y te dejas arrastrar por momentos. El cuerpo se vuelve pesado, sonreir, caminar, funcionar, procesar, todo se cubre de un manto, de lastre. No es este golpe, sabes que esto es distinto, sabes que no es lo mismo, pero no es sólo esta vez, es ingresar de nuevo, «de nuevo»… Los patrones que detectas, pasar una y otra vez por sensaciones similares, sumergirse una y otra vez hace que el salir del pantano pierda sentido, quisieras rendirte y no volver a salir, pero siempre ha existido una luz, una pequeña llama que alimentas en soledad. No te lo permite, tal vez no te lo permita nunca, te resulta tan agotador ahora… Ahora no es tiempo, ahora toca volver al nido, volver a guardarse, volver a añadir capas, volver a quitar otras, volver al inevitable transformarse y crecer, volver a la pausa, al ahorro de recursos, al aislamiento, al cuidado, a la nutricion, al dormir. No olvidas, no dejas de agradecer y atesorar, no dejas de sonreír al mirar atrás, no dejas de sentir esa inmensa calidez, no dejas de observar aquellas flores que crecieron sobre el pantano, donde hubo otra alma que no vio sólo el petróleo, donde hubo otro cachorro que sí quiso jugar, que intensificó la luz en tu interior, que tomó tu mano con la aceptación incondicional que creíste jamas merecer, que te observó con los ojos con los que creías que sólo tú observabas el mundo, que por primera vez te hizo soñar y creer en que la reciprocidad existe, en que la responsabilidad afectiva existe, que no eran ideales, que no era exigir demasiado, que miró tus heridas y más allá de tus heridas y te mostro las suyas, como un par de fénix que no deseaban sentirse orgullosos de tenerlas, pero que las portan con dignidad. No, no dejas de ver eso, pero esto es otro proceso, paralelo, algo ante lo que toca rendirse, ante lo que toca aceptacion radical. Duerme mientras te acunan las suaves notas, duerme donde es imposible dormir, duerme…